Así lo sostiene la pediatra Natalia Ruf y, bajo el lema “Proteger la lactancia materna: una responsabilidad compartida”, es el tema en el que este año hace foco la Semana Mundial de la Lactancia Materna. Cuáles son sus beneficios. Qué implica dar el pecho. Qué rol juega la familia, los lugares de trabajo, el sistema de salud y la sociedad. Mitos y verdades de la lactancia.
Como cada año, del 1 al 7 de agosto se celebra la Semana Mundial de la Lactancia Materna. En esta oportunidad, bajo el lema “Proteger la lactancia materna: una responsabilidad compartida”, la Organización Mundial de la Salud (OMS) hace foco en la importancia de protegerla no sólo como una tarea de las mujeres que amamantan sino como un hecho cultural y colectivo que involucra a toda la sociedad.
“Todas las personas podemos hacer algo para proteger la lactancia materna”, afirma en ese sentido Natalia Ruf, jefa del Servicio de Pediatría de la Clínica Viedma.
“La leche materna es el alimento más valioso para las y los recién nacidos, y lactantes. Constituye una excelente fuente nutricional y, además, contiene anticuerpos, citoquinas, factores de crecimiento y células específicas del sistema inmunitario, lo cual defiende al bebé de las enfermedades de su entorno”, sostiene.
Además de ser el alimento más completo para el bebé, es único e irremplazable, es decir que la ciencia no ha logrado reproducirlo, y es considerado incluso el alimento más inteligente.
Es que “el cuerpo de cada mujer diseña y produce su propia leche, que se adapta a las necesidades nutricionales del bebé a medida que va creciendo. Cambia el sabor según los distintos alimentos que consume la mamá, lo cual prepara al bebé para el inicio de la alimentación complementaria a los 6 meses de vida, previniendo y retrasando la aparición de alergias alimentarias”, explica Ruf.
Son múltiples los beneficios que este alimento natural aporta tanto al bebé como a la madre y a su entorno, con un impacto positivo a nivel social (ver abajo).
Sin embargo, a partir de 1920 las tasas de inicio y duración de la lactancia materna cayeron bruscamente en todo el mundo como resultado de, entre otros factores, la introducción por parte del mercado de fórmulas para alimentación infantil derivadas de leche de vaca evaporada (las famosas fórmulas maternizadas).
Por eso la protección y el apoyo a la lactancia materna son considerados hoy por las organizaciones y las autoridades sanitarias mundiales como un área de acción y atención prioritarias.
Pero, ¿qué implica dar el pecho además de sus beneficios? Se trata de un proceso de aprendizaje entre la madre y su bebé, y también para el entorno, que incluye para la mujer que amamanta una gran dedicación, cambios en el cuerpo, menos horas de sueño, cansancio y, en muchos casos, miedos, dolor y la aparición de complicaciones como las grietas que pueden formarse en el pezón o la mastitis, entre las más frecuentes.
Al hablar de lactancia materna como un derecho de las y los niños y también de las madres (Ley Nº 26.873 de Lactancia Materna), resulta indispensable concientizar sobre la importancia de ofrecer apoyo a las mujeres que dan el pecho, no desde un lugar de ayuda sino como una responsabilidad compartida.
“Amamantar es una decisión de la madre, pero debe ir acompañada de información adecuada (ver mitos abajo); un equipo de salud integrado por personas capacitadas en el tema y que sean favorecedores de la lactancia desde el primer momento (ver abajo la importancia de los primeros mil días); y también una pareja, una familia y una sociedad que se comprometa y acompañe ese proceso de manera constante y concreta”, sostiene Ruf.
¿Cómo tomar responsabilidad y proteger la lactancia materna? “Brindando a las mujeres que amamantan consejos profesionales y preparación adecuada desde la etapa prenatal y luego del nacimiento; licencias laborales; permisos para retirarse del trabajo para dar el pecho o sacarse leche cada vez que lo necesite; asistencia en el momento de amamantar; aliento y contención emocional; asientos y espacios adecuados cualquiera sea el sitio en el que se encuentre, ayuda con otras tareas personales o del hogar, sólo por mencionar algunos ejemplos”, aclara la pediatra Natalia Ruf.
En caso de dudas o para más información comunicarse con el área de Maternidad de la Clínica Viedma al 02920 428700. Se recuerda que la institución cuenta con atención pediátrica las 24 horas, los 365 días.
En el caso de las y los lactantes, la leche de pecho:
– Aporta todos los nutrientes que necesita para un desarrollo sano.
– Contiene anticuerpos que ayudan a protegerlos de enfermedades frecuentes de la infancia como la diarrea y la neumonía, principales causas de mortalidad en la niñez en todo el mundo.
– Disminuye el riesgo de enfermedades prevalentes en la infancia como alergias y asma, entre otras.
– Reduce de 1.5 a 5 veces el riesgo de muerte súbita.
-Es de fácil digestión, lo que disminuye los cólicos.
-Tiene los líquidos y electrolitos suficientes para su hidratación.
-Favorece el desarrollo emocional e intelectual y previene problemas de salud mental a futuro.
-Tiene efectos de largo plazo en la salud ya que disminuye la probabilidad de desarrollar en la edad adulta enfermedades crónicas como la obesidad, la diabetes, enfermedades cardiovasculares, diabetes tipo 1 y tipo 2, leucemia e hipercolesterolemia.
-Hace que logren un mejor desarrollo cerebral que le permitirá tener mejor desempeño en la escuela, brindando mejores oportunidades económicas en la vida.
-Crea un vínculo afectivo con la madre, y contribuye a un crecimiento con mayor seguridad y estabilidad emocional.
-Protege contra caries dental y reduce el riesgo de realizar ortodoncia en la infancia y la adolescencia
En el caso de las madres, el hecho de amamantar:
-Crea un vínculo afectivo madre-bebé, el cual favorece el desarrollo de la autoestima, personalidad saludable y niveles altos de inteligencia en edades siguientes.
-Ayuda a la rápida recuperación después del parto.
-Ayuda a quemar calorías adicionales, lo que permite recuperar rápidamente el peso previo al embarazo.
-Previene la depresión post-parto.
-A largo plazo previene tanto osteoporosis como cáncer de mama y de ovario.
-Disminuye el riesgo de sangrado en el post parto, por lo tanto disminuye el riesgo de desarrollar anemia.
-Produce hormonas especiales en su cuerpo que le ayudan a sentirse relajada y cariñosa hacia su bebé.
Para la familia, la lactancia materna:
-Alimenta al bebé en cualquier momento ya que siempre se encuentra disponible y al alcance de cualquier economía.
-No se tiene que comprar, ni necesita preparación, ni almacenamiento.
-Favorece el ahorro familiar al no tener que gastar en fórmulas lácteas, biberones, chupones y demás utensilios para prepararla.
-Disminuye los gastos de atención de salud del bebé, ya que el niño es menos propenso a enfermarse.
A nivel social, la lactancia materna:
-Es una manera de invertir en el capital humano del país, ya que los niños amamantados con leche materna tienen mejor desempeño escolar y, tienen mejores oportunidades de desarrollo profesional.
-Evita el consumo de papel, plástico, aluminio o gasolina usados en preparar, envolver o transportar la leche de fórmula.
«Las mujeres con pecho pequeño no pueden amamantar». FALSO: el tamaño de los pechos no influye en la lactancia.
«No todas las mujeres producen leche de buena calidad». FALSO: la calidad de la leche materna siempre es superior a la de cualquier otro alimento para el recién nacido.
«No todas las mujeres producen leche suficiente para satisfacer el bebé». FALSO: la lactancia se rige por la ley de la oferta y la demanda.
«La madre no puede comer ciertos alimentos durante la lactancia». FALSO: las madres requieren una alimentación variada y balanceada.
«Si la madre está enojada o asustada no debe dar de lactar». FALSO: la leche materna es siempre la mejor opción.
«La mujer que lacta no puede tener relaciones sexuales porque la leche se daña». FALSO: quien amamanta puede mantener una vida sexual activa.
«Si la madre está enferma, no debe dar de lactar y si sigue lactando no puede tomar medicación». FALSO: es un mito que es importante derribar incluso entre las y los profesionales de la salud, que muchas veces por no tener el conocimiento adecuado sugieren suspender la lactancia frente a determinados tratamientos.
«Se debe dejar de amamantar cuando el niño o la niña aprenda a caminar». FALSO: el destete es un proceso, y no en todos los casos se da de la misma manera ni en el mismo momento.
«Si se interrumpe la lactancia , por ejemplo cuando las madres se someten a algún estudio, tratamiento o cirugía, no se puede volver a amamantar». FALSO: en estos casos, y con el apoyo adecuado, se puede retomar la lactancia materna.
Los primeros mil días de vida constituyen un período crítico para el desarrollo cognitivo, del lenguaje y de las destrezas sociales y emocionales de las personas.
Es una etapa determinante. El 40 % de las habilidades mentales del adulto se forman en los tres primeros años de vida.
El cerebro experimenta un crecimiento único: duplica su tamaño (alcanza el 87% de su peso) y el número de sinapsis neuronales crece exponencialmente constituyendo un verdadero cimiento para la actividad cerebral.
Este crecimiento y desarrollo cerebral está determinado por una adecuada nutrición y experiencias emocionales enriquecedoras.
Los cuidados de los mil días comienzan cuando el bebe está en el útero. La calidad de la alimentación de la madre y sus hábitos son fundamentales.
Con el nacimiento, la intervención de mayor impacto durante el primer año es la lactancia materna.
La leche humana es un tejido vivo, que trasplanta células inmunológicas activas y sin rechazo. Sus nutrientes están todos presentes en las cantidades exactas y en condiciones de actuar en forma sinérgica.
Los primeros 1000 días representan una ventana de oportunidad para disminuir el impacto de enfermedades a futuro como también en la disminución en la incidencia de enfermedades crónicas no transmisibles.
La lactancia materna debe comenzar en la primera hora de vida (considerada “la hora de oro”) y promovida como alimento en forma exclusiva hasta el sexto mes y luego continuada hasta los dos años o más, según la indicación de OMS/Unicef.